Ya que hemos mencionado el término "biomasa", queremos ahondar en este concepto clave para la economía circular para que el concepto quede más claro. Biomasa se define como "la cantidad de productos obtenidos por fotosíntesis, susceptibles de ser transformados en combustible útil para el ser humano y expresada en unidades de superficie y de volumen". Existen diferentes tipos de biomasa que se pueden utilizar como fuente de energía. A continuación, se presentan algunos de los tipos de biomasa más comunes:
-Residuos forestales: restos de árboles, ramas, hojas y otros residuos de la industria forestal.
-Residuos agrícolas: residuos de cultivos como el ramón, paja, cáscaras de frutas, tallos de maíz, bagazo de caña de azúcar, entre otros.
-Residuos alimentarios: restos de alimentos, como cáscaras de frutas y verduras, el hueso de la aceituna*.
-Residuos de la industria alimentaria: residuos de la producción de aceite de oliva (alpeorujo*), de la elaboración de lácteos, entre otros.
-Residuos orgánicos urbanos: residuos orgánicos de hogares y empresas, como restos de comida, jardines y parques.
-Cultivos energéticos: cultivos específicos que se cultivan para su uso como biomasa, como el chopo, el bambú o la caña de azúcar.
-Residuos ganaderos: residuos de la producción ganadera, como estiércol y purines.
Estos son solo algunos ejemplos de los tipos de biomasa que se pueden utilizar como fuente de energía. La elección del tipo de biomasa dependerá de su disponibilidad, del uso previsto y de la ubicación geográfica.
*Hablaremos de estos aspectos próximamente.