Han sido los restos arqueológicos de arcilla los que han permitido determinar la procedencia de la arcilla, los alimentos que se trasportaban e incluso el tipo de aceite de oliva que se consumía en la época. Se han podido sacar conclusiones valiosas sobre qué período se consumió más aceite, dependiendo de las costumbres de la población o el tamaño de la misma.
El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente fundamental en la gastronomía del Mediterráneo y su importancia se remonta a tiempos antiguos, incluso antes del Imperio Romano. Los antiguos griegos, egipcios y fenicios ya cultivaban y consumían aceitunas y aceite de oliva, considerándolo un alimento sagrado y de gran valor nutritivo y medicinal. Además, también lo usaban en ceremonias religiosas y como un símbolo de prosperidad y riqueza. En la época romana, la producción y el comercio de aceite de oliva se convirtieron en una actividad económica importante, extendiéndose por toda la cuenca mediterránea. Los romanos utilizaron técnicas avanzadas de producción y almacenamiento, y construyeron infraestructuras como carreteras y puertos para facilitar su transporte y comercio.
En la Edad Media, el aceite de oliva siguió siendo un alimento básico en la dieta mediterránea y su uso se extendió a la medicina, la cosmética y la iluminación. Hoy en día, el aceite de oliva virgen extra sigue siendo un ingrediente esencial en la gastronomía y cultura de los países mediterráneos, así como en la dieta mediterránea, reconocida por su alto valor nutricional y sus beneficios para la salud. Además, el aceite de oliva también es un producto de exportación importante para muchos países mediterráneos, como España (principalmente), Italia, Grecia y Túnez, entre otros.