Ahora hablemos de la vitamina D, esta quizás sea la más conocida por todos ya que aparece como ingrediente suplementado en multitud de alimentos que consumimos en nuestro día a día, la leche, por ejemplo, es el caso más claro de esta adición como reclamo comercial, pero ¿no sería mejor consumirla de manera natural y con palatabilidad como en una rica tostada con aceite?
La vitamina D, suele aparecer asociada al calcio y que la vitamina D, procura que este calcio se asimile en nuestro organismo. Además, cuando estos compuestos actúan juntos, contribuyen a la prevención de la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados y débiles y sean más propensos a fracturas y al mantenimiento general de nuestra estructura ósea.
Nuestro cuerpo, también necesita la vitamina D para otras funciones. Nuestra musculatura la necesitan para el correcto movimiento y coordinación con el sistema nervioso central y estos nervios para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo. La vitamina D es indispensable para que el sistema inmunitario pueda combatir las bacterias y los virus que lo atacan.
¿Sabes cómo también puedes conseguir la vitamina D de manera natural? Al exponerte al sol. Cuando la piel se expone a la radiación solar, nuestro cuerpo la produce naturalmente, eso sí, siempre con protección, ya que el uso de fotoprotectores no impide esta producción. Nosotros te recomendamos disfrutar, sentado en una terraza, de una tostada con un buen aceite de oliva virgen extra este fin de semana, por supuesto.
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