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El invierno de temperaturas mínimas históricas que arrasó con las cosechas
Corría el año 1890 y Aceites La Muralla llevaba más de 70 años produciendo aceite de oliva virgen extra y 12 distribuyendo bajo la marca Cortijo La Muralla. Ese año, una gran ola de frío extremo arrasó con prácticamente todos los cultivos de olivar de España. A mediados del siglo XX, 60 años después, seguían resonando en el recuerdo todos los hechos inauditos que tuvieron lugar ese invierno.
Hemos encontrado algunos documentos interesantísimos que reflejan lo que se comentaba por las Sierras Subbéticas, concretamente en el Nacimiento de Zambra, donde se ubicaba el histórico Cortijo La Muralla. Estas historias trascendieron generación tras generación hasta llegar a los oídos de Manuel Villén, actual gerente de Aceites La Muralla. Ese invierno tuvo un gran calado entre la población europea, que tuvo que adaptarse durante tres meses a unas temperaturas mínimas para las que no estaba preparada.
Entre el 26 de noviembre de 1890 y el 23 de enero 1891 las temperaturas descendieron a niveles que no se experimentaban desde 1829.
No sería hasta 1956 que se repetirían unas mínimas parecidas e incluso más bajas, pero sin una duración tan extensa.
Se congelaron ríos y playas. Los lagos eran pistas de patinaje. Hubo muchos fallecidos. Como en todas las catástrofes, el factor sorpresa y la poca previsión fueron determinantes para que la situación fuera aún más dramática.
Los jornaleros que trabajaban en el Cortijo La Muralla ya tenían una nueva referencia como "el invierno más frío jamás vivido". Al no poder usar prácticamente el molino, se dedicaron a cortar los olivos hasta la base, una manera de "sanarlos" para que pudieran empezar a recuperarse en la siguiente primavera. Toda la leña que cortaron sirvió para calentar casas, edificios públicos y establos, ya que no se podía tolerar también la pérdida del ganado.
Los años posteriores, cuando los termómetros de la época comenzaban a descender, se temía vivir la misma situación de nuevo. Todo apuntaba a que se había sido un invierno inusual, pero... ¿y si la situación era cíclica, como ocurrió en la Pequeña Edad de Hielo? ¿Estaba la economía de la Subbética preparada para prescindir un año más de la producción de aceite de oliva virgen extra, siendo su producto más preciado y del cual vivían tantas familias?
El frío causó estragos en la cosecha, pero como en todas las catástrofes, se sobrellevó con los medios y las alternativas de la época y se pudo remontar para el invierno siguiente.
No tenemos datos de las pérdidas reales en cuanto a cosecha se refiere, pero lo que nos ha llegado hasta nuestros días es que fue una cosecha desastrosa donde se perdió la práctica totalidad de la producción de aceite.
Fuente: Mercacei
¿Qué temperatura mínima es capaz de soportar un olivo y durante cuanto tiempo?
Los olivos pueden soportar temperaturas de alrededor de -10 a -12 grados Celsius durante períodos cortos sin sufrir daños graves. Sin embargo, las heladas más intensas pueden causar daño incluso a temperaturas superiores. Los olivos centenarios, al tener un sistema radicular bien desarrollado, pueden tener una mayor resistencia al frío en comparación con árboles más jóvenes.
Se estima que un olivo centenario puede soportar temperaturas bajo cero durante menos de una semana y aún así emitir parte de su cosecha. En el caso de que se alternen mínimas bajo cero con máximas sobre cero durante el día, también es posible la supervivencia del árbol. El problema es, como en el invierno de 1891, que las temperaturas no superen los 0 grados durante un tiempo prolongado. Pasado este tiempo, las ramas se resienten, al ser la parte más débil y con menos circulación del olivo, por lo que se helarán antes y esto perjudicará al fruto, que terminará congelado. Para entenderlo mejor, sería algo parecido a lo que ocurriría con las extremidades de un cuerpo humano ante una exposición continuada a temperaturas tan hostiles.
Como mencionábamos antes, ante una situación así tenemos que acudir a la sanación del olivo, cortando todas las ramas y la parte superior del tronco, que son las zonas más alejadas de las raíces y que estarán más dañadas. De esta forma, podrá comenzar a generar nuevas ramas en cuanto pase el frío, coincidiendo con la primavera.
En un invierno habitual, con heladas nocturnas y temperaturas sobre cero durante el día, algunas aceitunas se hielan y quedan arrugadas. La calidad del aceite que se extrae de aceitunas heladas merma considerablemente y aumenta la acidez del producto resultante. Por este motivo es tan importante una correcta selección del olivo que se va a recoger y realizar la recolección lo más tempranamente posible. En el invierno atípico que hemos mencionado, no se pudo aprovechar nada del fruto; la aceituna directamente se pudrió.
¿Y cómo afectó este invierno a las Sierras Subbéticas?
Las Sierras Subbéticas, por su ubicación, orientación y altitud tienen una temperatura más baja que las zonas colindantes, generalmente más llanas, como es el caso de la campiña cordobesa.
El viento también favorece este enfríamiento en invierno, así como las zonas de umbría en la montaña. Todo esto influyó en la pérdida de cosecha de aceite de oliva virgen extra en las Sierras Subbéticas en el invierno de 1890-91.
Invierno de 1956: 32 grados bajo cero.
La pesadilla del frío se repetiría 60 años después, con una lengua de frío glacial llegada directamente del Ártico. En este caso solo fue durante el mes de febrero, pero rompió todos los records de temperaturas en nuestro país. Algunos contemporáneos, aún vivos, recuerdan también los estragos de aquel mes de febrero, pero ya entonces sus padres y/o abuelos lo comparaban con el invierno del siglo anterior (1890-91), el cual supuso una verdadera vorágine en sus vidas.
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