A principios de 2021, hubo una altísima demanda del aceite de oliva virgen extra inesperada, debido a que la guerra estaba provocando la subida de precio de aceites vegetales y refinados de peor calidad que tradicionalmente han sido más económicos que el de oliva. El AOVE, al tener una demanda alta pero una oferta más reducida que en cosechas anteriores (recordemos que 2020 ya había sido un año seco), el precio del aceite de oliva virgen extra comenzó a subir. Al final, con la ley de la oferta y la demanda parece que estamos en un constante "tira y afloja".
En los últimos años, la demanda de aceite de oliva virgen extra se ha disparado gracias a que hay más concienciación e información sobre la comida real (el movimiento realfood) y el consumidor medio quiere cuidarse y nutrirse con lo mejor y más natural de la tierra. Además, el aceite de oliva virgen extra triunfa fuera de las costas mediterráneas y ahora en Asia, Norteamérica o los países nórdicos están sustituyendo otros aceites refinados o mantequillas por el AOVE español.
De modo que, con un panorama de alta demanda, ofrecer menos producto que en cosechas anteriores hace que el mercado se desestabilice y suban los precios, temiendo a que la próxima cosecha sea aún peor. Y es que en esto de los precios también se mide mucho el riesgo, la previsión o el futuro de un sector. Acumular varios años seguidos de pocas precipitaciones y un año con sequía severa hacen que las previsiones sean negativas y los precios se resientan ante la incertidumbre. Podemos comparar esta incertidumbre a la venta de vehículos, que sufrió una caída debido a la escasez de baterías y microchips, también durante el período post-pandemia.
Al final, un producto tan esencial como el AOVE se ha convertido en un producto de lujo para muchas familias. Cuánto será de esencial en nuestra dieta que está en el grupo de productos con IVA reducido, medida que aprobó el gobierno a finales de 2022 para que no se descartara por productos peores. Aún así sabemos que no es suficiente.
Ante este panorama, nos encantaría poder decir que nos encontramos con la capacidad de hacer frente a toda la demanda con una oferta pujante y así tener la potestad de estabilizar los precios. Pero la naturaleza manda y está por encima de cualquier voluntad humana. Esperemos que la situación sea pasajera y pronto ofrecer la producción de aceite de oliva virgen extra que hemos tenido en cosechas previas, aunque somos conscientes de que hay un cambio en el paradigma climático mundial.
No obstante, esta lluvia está haciendo más llevadera la situación y devolviendo el optimismo, de cara a la próxima campaña. Esperemos que aunque haya tardado en llegar, se recupere en mayo y junio parte de las lluvias que se esperaban en primavera.