El aceite de oliva virgen extra es un producto muy apreciado por su sabor y sus propiedades saludables. Para conservarlo correctamente y mantener su calidad a lo largo del tiempo, aquí tienes algunas pautas que puedes seguir:
Almacenamiento: Guarda el aceite de oliva en un lugar fresco y oscuro, lejos de la luz directa y de fuentes de calor como la estufa o el horno. La luz y el calor pueden acelerar la oxidación del aceite y reducir su vida útil.
Continente adecuado: Utiliza recipientes de vidrio oscuro o acero inoxidable para almacenar el aceite. Estos materiales ayudan a protegerlo de la luz y evitan que se transfieran sabores no deseados. Evita el uso de recipientes de plástico, ya que pueden interactuar con el aceite y afectar su calidad.
Por este motivo consideramos nuestras botellas iOliva y nuestro formato Bag in Box de iOliva de 3 litros un formato óptimo.
Tapado hermético: Asegúrate de cerrar bien el recipiente después de usarlo para evitar la exposición al aire. El oxígeno puede acelerar la oxidación del aceite y hacer que se vuelva rancio más rápidamente.
Evitar la humedad: Mantén el aceite alejado de la humedad, ya que puede favorecer la proliferación de bacterias y afectar su calidad. No lo guardes cerca del fregadero o de otras fuentes de humedad en la cocina.
Consumo temprano: El aceite de oliva virgen extra tiene su mejor sabor y calidad en los primeros meses después de la cosecha. Siempre es recomendable consumirlo fresco para aprovechar al máximo sus propiedades organolépticas.
Etiqueta y fecha: Anota la fecha de compra en el envase para llevar un registro de cuánto tiempo ha pasado desde que abriste la botella. Esto te ayudará a controlar su frescura y saber cuándo es conveniente reemplazarlo.
Evitar la contaminación cruzada: No utilices cucharas o utensilios que hayan estado en contacto con otros alimentos al servir el aceite de oliva. Esto puede introducir bacterias u otros contaminantes que afecten su calidad. Recuerda que, aunque el aceite de oliva virgen extra puede durar varios meses en condiciones adecuadas de almacenamiento, su calidad se deteriora con el tiempo. Si notas un cambio en su sabor, olor o apariencia, es recomendable desecharlo y reemplazarlo por uno fresco.